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Medir la hiperconexión

Medir la hiperconexión

Cada vez más estudios señalan la relación entre la excesiva conexión digital y la salud mental. Entre las redes sociales, las reuniones digitales, las formaciones que recibimos online, las llamadas de teléfono, los WhatsApps, las búsquedas de información y el trabajo propiamente dicho, nos pasamos conectados digitalmente gran parte de nuestro día. Incluso nos vamos a dormir con el móvil.

Ejemplos sobre el efecto que nos causa esa relación entre la hiperconectividad y la salud mental es la ansiedad que sienten muchas personas si se quedan sin batería, o si se rompe o se pierde el móvil, o incluso el portátil. También hay personas que tienen una sensación intensa de soledad o que les cuesta mantener la atención en lo que está pasando en su vida o en su entorno más cercano.

Nos vamos “enredando” en la conectividad casi sin darnos cuenta: contestar los mensajes del teléfono y las redes sociales, leer y contestar los correos, estar pendientes de las llamadas de teléfono, etc.. Progresivamente vamos elevando el nivel de atención hacia el ordenador y el móvil, y nos vamos desconectando de nuestro entorno y de lo que está sucediendo fuera del mundo digital. Es cuando llegamos a la hiperconectividad: estamos conectados constantemente, y no nos damos cuenta. No descansamos y no estamos en el presente.

Esta falta de desconexión nos puede provocar cansancio mental, irritabilidad y falta de concentración, lo que nos lleva a un bajo rendimiento laboral. Pero no sólo nos afecta al rendimiento del tipo que sea, sino que también puede afectar a nuestra vida familiar y social. Es muy común ver en restaurantes y bares a parejas, familias e incluso grupos de amigos, mirando las redes sociales o el correo, quizá viviendo más en el mundo virtual que en el mundo real y sin observar las necesidades de su entorno ni las propias.

Además, uno de los trastornos más estudiados es la mala calidad del sueño por irse a dormir con el teléfono, ordenador portátil o tablet. El uso de luces LED antes del sueño puede interferir y bloquear procesos naturales en el cerebro que desencadenan sensaciones de somnolencia, así como la liberación de la hormona del sueño, la melatonina. Y luego están las personas que se despiertan en mitad de la noche con las notificaciones del móvil, y leen los mensajes para responderlos.

Esta dependencia puede llegar a generar adicción, con todas las consecuencias negativas que tienen las adicciones para nuestra vida en general.

Medir para cambiar

Para saber la dimensión de nuestra dependencia o hiperconectividad, lo primero que debemos hacer es medirlo. Si no lo medimos, no sabemos en qué situación estamos ni podemos observar nuestra realidad con objetividad, por lo que corremos el riesgo de que cuando nos demos cuenta el problema ya está encima de nosotros. . Por ello se utilizan instrumentos de medición del tiempo invertido en la conexión digital, para saber qué está sucediendo y poder actuar antes de que las consecuencias deterioren nuestra vida personal y/o profesional. Si eres un manager, también puedes medir a tus equipos, para prevenir posibles alteraciones socio-profesionales antes de que se convierta en un riesgo para la salud de tus colaboradores.

Una vez analizada mi realidad y/o la de mi equipo, veo si tengo que incluir medidas. Esas medidas pueden ser cambios sencillos, como por ejemplo, limitar el uso del correo electrónico al horario laboral. Ello implica que toda la organización sea consciente y coherente, tanto los directivos y mandos, como los trabajadores. Hay un factor muy importante de liderazgo responsable y consciente y cultura organizacional que se debe tener en cuenta si queremos cambiar hábitos.

También se pueden recomendar medidas personales como el hábito de desconectar de móvil y ordenador una hora antes de irse a dormir, y por supuesto, no tener el móvil en la mesita de noche. Podemos proponernos restringir nuestra conexión a redes sociales (por ejemplo, conectarnos 3 veces al día durante un máximo de quince minutos). O hacer el esfuerzo de dejar a un lado y sin sonido el teléfono mientras estamos con nuestra familia o amistades. Y darnos unas horas libres de conexión empezando, por ejemplo, en el fin de semana.

Se trata de ser conscientes de qué hábitos estamos teniendo y cambiarlos por otros más saludables que nos ayuden a desconectar y a descansar ya sea como empresa o como persona. Equilibrar nuestra atención, para que no esté desbalanceada hacia un lado, el lado digital.

Todos sabemos que la tecnología nos da muchas cosas buenas, y nos facilita mucho la vida, pero equilibrar es necesario, porque si no, la vida es eso que puede estar pasando mientras miramos el móvil.

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